La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres y de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicaron este jueves un informe en el que advierten que la mitad de los países del mundo carecen de un sistema de alerta temprana para proteger a su población de fenómenos atmosféricos extremos.
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En el marco del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, el estudio refiere que esta situación es más crítica para los países en desarrollo, que actualmente se encuentran más afectados por los efectos del cambio climático.
La ONU resalta que, si en el mundo la cobertura de estos sistemas se encuentra en cerca de un 50 por ciento de las naciones, en los pequeños Estados insulares es inferior a un tercio.
Asimismo, el informe precisa que el índice de mortalidad en países que no tienen sistemas de alerta temprana es ocho veces mayor que en los territorios que los poseen.
“Los desastres climáticos están afectando a las naciones y las economías como nunca antes. Las personas necesitan una advertencia adecuada para prepararse para los fenómenos meteorológicos extremos (…) Hago un llamado a todos los países para que inviertan en sistemas de alerta temprana”, expresó el secretario general de la ONU, António Guterres.
Guterres también aseguró que los países más perjudicados por estos fenómenos son los que menos han influido en el deterioro ambiental.
«El mundo no está invirtiendo en la protección de las vidas y los medios de subsistencia de quienes están en primera línea (de las catástrofes). Quienes menos han hecho para causar la crisis climática están pagando el precio más alto», dijo.
Por su parte, el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, acotó que las catástrofes naturales documentadas se han multiplicado por cinco, consecuencia en parte por el cambio climático provocado por los humanos y por las condiciones meteorológicas más extremas.
Los sistemas de alerta temprana tienen como función principal prevenir los daños a las personas y bienes materiales ante la detección de peligros de tormentas, tsunamis, sequías, olas de calor, entre otros.